Los sentimientos más frecuentes

En un principio aparecen sentimientos tales como la sorpresa, shock y negación del problema. Estas respuestas están típicamente seguidas por el sentimiento de pérdida o fracaso. La negación poco a poco lleva a una real preocupación por el problema, donde es difícil pensar en otra cosa que no sea el embarazo. La negación es perjudicial cuando se prolonga excesivamente e impide aceptar la realidad.
Luego, aparece la rabia hacia la pareja y hacia otros. Las personas se sienten incomprendidas, se aíslan. La rabia se deriva del estrés por el que se atraviesa y las pérdidas sufridas, incluida la pérdida de control. Además es frecuente la incomprensión por parte de amigos y familiares respecto a la tensión emocional que conlleva la infertilidad. Aparecen los sentimientos de soledad y la pena. El sentimiento de soledad es una experiencia común en las personas infértiles y hace el afrontamiento más difícil.
Posteriormente se instaura la tristeza, el enojo, el resentimiento, la envidia, la vergüenza, el temor, la preocupación constante, la devaluación y el pesimismo. Estos sentimientos causan gran tensión, angustia, desesperación, desesperanza y sensaciones de descontrol interno. Una pareja controla la posibilidad de concepción durante años tratando de estabilizarse antes de tener un bebé. El descubrir que es infértil, la pareja desmonta los sentimientos de control sobre sus vidas. Muchas personas en tratamiento expresan lamentaciones respecto a este sentimiento de falta de control en sus vidas, no saben cuáles van a ser los pasos siguientes en el tratamiento o cuántos tratamientos deberán hacer, no pueden hacer planes de futuro y, sobre todo, aparece el pensamiento de que no pueden participar activamente para conseguir el embarazo deseado. Además, se ven afectados la autoestima y la identidad como hombre y como mujer.
De forma paralela se hace presente un sentimiento y una sensación de ansiedad. Cualquier situación nueva o ante la que no se encuentra solución provocará ansiedad en un ser humano. Aparece tanto en el inicio como en el proceso mismo de tratamiento y acompaña hasta el final, sea cual sea la resolución del problema.
Otra emoción que nos acompaña durante este proceso es la depresión; ésta se vuelve cíclica y oscilante. El número de pérdidas asociadas a la infertilidad hace de la depresión una respuesta común. Además de la pérdida de poder tener un bebé, la infertilidad representa la pérdida de una ilusión. Hay que considerar y recordar que la infertilidad resulta ser una experiencia devastadora en todos los ámbitos: emocional, físico, familiar, laboral, social y financiero. La desesperanza va relacionada con la depresión. Generalmente, las personas se sentirán más expectantes durante la primera mitad del ciclo de tratamiento y estarán esperando ver lo que sucede.